El derecho a la lectura de verano y/o piscina.
El thriller que los 250.000 lectores de Reina Roja están esperando.SEGUIR VIVAAntonia Scott no tiene miedo a nada. Solo a sí misma.NUNCA FUEPero hay alguien más peligroso que ella. Alguien que podría vencerla.TAN DIFÍCILLa Loba negra está cada vez más cerca. Y Antonia, por primera vez, está asustada.
Mucho se habla cuando llega la temporada estival de la literatura de verano y/o piscina como si ese pudiera ser un término despectivo. Lo cierto es que ese tipo de literatura es la que más demandan los lectores porque, siendo una literatura sin demasiado interés a nivel literario, es una forma de evasión extraordinariamente enriquecedora. Es el caso de Loba Negra, la segunda parte de la trilogía, Reina Roja que publica ediciones B.
Hace tiempo que sigo a Juan Gómez Jurado, no tanto en años porque fue un descubrimiento tardío, pero sí en número de novelas leídas (4 de de 8 novelas en dos años, no está mal). Lo cierto es que es una lectura que siempre dejo para verano porque sé que me va a enganchar irremediablemente y me hace más llevaderas las tardes de calor. Esas en las que la playa se llena de guiris y tú, autóctona, prefieres quedarte en casa al amparo del aire acondicionado.
Juan Gómez Jurado tiene un don, sin ser el mejor escritor de España (a nivel de estilo) es el más vendido, con permiso de Pérez Reverte. Comecé a leer a Gómez Jurado en Contrato con Dios, obra homónima del magnífico cómic de Will Eisner, y debo decir que me sorprendió. No, no era una novela que leyeras y pensaras en Shakespeare, era una novela que leías y no te permitía pensar en nada más que en lo que iba a suceder una página después.
Ya luego siempre ha sido así hasta que llegué a Reina Roja, la más floja de la que he leído hasta ahora de él porque, si bien es cierto que se nota una evolución a la hora de construir los personajes y la trama, que ya habíamos visto por cierto en Cicatriz, hay un trabajo de engrosamiento para nada en la novela bastante notable. A Reina Roja le sobran páginas, sí. ¿Qué vamos a hacerle? Nobody is perfect.
Así que cuando comencé Loba negra, lo hice con el miedo de saber que, si seguía los derroteros de Reina Roja no la acabaría, pero lo he hecho por varias razones:
- A Loba negra no le sobra nada, está perfecta como está. Ni más, ni menos.
- La trama engancha desde un principio, pero esto es algo que Gómez Jurado maneja a las mil maravillas.
- Los personajes tienen más profundidad psicológica y la trama es mucho más interesante, mucho más sorprendente.
- Al final hay un guiño, por no decir un cierre fuerte de ojos, a Cicatriz, para mí la mejor novela del autor con diferencia.
- El tratamiento de los personajes femeninos está muy bien llevado.
Loba negra es una de esas novelas que comienzas a leer y no quieres, no puedes, no te da la gana dejar de leer y eso, en los tiempos que corren es un tanto a favor de Gómez Jurado que bien valdrían una Champion.
Sinopsis.
Hace frío en Madrid y Antonia no olvida. Comienza a cerrar ventanas que aún permanecían abiertas, pero la idea de atrapar a Sandra Fajardo le atormenta.
Mientras ella no consigue sacar la idea de atrapar a la mujer que le ha dado esquinazo, que se ha salido con la suya, que se ha reído en sus narices de ella y sus facultades, Mentor decide mandar a Jon Gutiérrez y a Antonia Scott a Marbella, a investigar la muerte de un "blanqueador" de una de las ramas de la mafia rusa.
Antonia ha comenzado una bajada a los infiernos a través de la adicción a las pastillas que solo debe usar para estimular o calmar su "don/maldición". Jon no lo sabe. Mentor no lo sabe.
Lola, la mujer del asesinado, ha conseguido escapar de los sicarios que han ido a por ella y Jon y Antonia tienen que encontrarla antes de que lo hagan los malos. La pregunta es, ¿sabemos siempre quiénes son los malos?